jueves, 26 de noviembre de 2009

Remando espero
ARTURO PÉREZ-REVERTE__
El Semanal, 25 de octubre de 1998__
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Ya son tres los lectores que coinciden en enviarme una historia –dicen que es
apócrifa, pero yo me apuesto lo que quieran a que es real como la vida misma
– que circula por ahí. Una historia tan estupenda y tan de aquí, o sea, de
España o de lo que seamos ahora, que sería una absoluta mezquindad no
compartirla con ustedes; como ya hice, no sé si recuerdan, cuando aquello de
las múltiples variantes en torno a los atributos viriles. Tampoco ésta es moco
de pavo, así que la transcribo sin apenas toques propios, por el morro. Casi tal
cual.__
En el año 96, cuanta la crónica, se celebra una competición de remo entre dos
equipos: el primero compuesto por trabajadores de una empresa española, y el
otro por colegas de otra empresa japonesa. Apenas se da la salida, los
japoneses salen zumbando, banzai, banzai, dale que te pego al remo, y cruzan
la meta una hora antes que el equipo español. Entre gran bochorno, la
dirección de la empresa española ordena una investigación y obtiene el
siguiente informe: “se ha podido establecer que la victoria de los japoneses se
debe a una simple argucia táctica, mientras que en su dotación había un jefe
de equipo y diez remeros, en la nuestra había un remero y diez jefes de
servicio. Para el próximo año se tomarán las medidas oportunas”.
En el año 97 se da de nuevo la salida, y otra vez el equipo japonés toma las de
Villadiego desde el primer golpe de remo. El equipo español, pese a sus
camisetas Lotto, a sus zapatillas Nike y a sus remos de carbono hidratado, que
le han costado a la empresa un huevo de la cara, llega esta vez con dos horas
y media – cronómetro Breitling con GPS y parabólica, sponsor de la prueba –
de retraso. Vuelve a reunirse la dirección tras un chorreo espantoso de la
gerencia, encargan a un departamento creado ad hoc la investigación, y al
cabo de dos meses de pesquisas se establece que “el equipo japonés, con
táctica obviamente conservadora, mantuvo su estructura tradicional de un jefe
de equipo y diez remeros; mientras que el español, con las medidas
renovadoras adoptadas después del fracaso del año pasado, optó por una
estructura abierta, más dinámica, y se compuso de un jefe de servicio, un
asesor de gerencia, tres representantes sindicales (que exigieron hallarse a
bordo), cinco jefes de sección y una UPEF (Unidad productora de esfuerzo
físico), o sea, un remero. Gracias a lo cual se ha podido establecer que el
remero es un incompetente”.__
A la luz de tan crucial informe, la empresa crea un departamento especialmente
dedicado a preparar la siguiente regata. Incluso se contratan los servicios de
una empresa de relaciones públicas para contactos de prensa, etcétera. Y en la
competición del año 98, los del sol naciente salen zumbando, up-aro, up-aro,
todavía tienen tiempo para detenerse a hacerse unas fotos y comer pescadito
frito, y llegan a la meta tan sobrados que la embarcación española – cuyo
casco y equipamiento se había encargado para esta edición al departamento
de nuevas tecnologías – cruza la meta cuando lo hace, con cuatro horas largas
de retraso. La cosa ya pasa de castaño oscuro, de modo que esta vez es la
quinta planta la que toma cartas en el asunto y convoca una reunión de alto
nivel de la que sale una comisión investigadora que a su vez tres meses más
tarde, elabora el siguiente informe:__
“Este año el equipo nipón optó como de costumbre por un jefe de equipo y diez
remeros. El español, tras una auditoría externa y el asesoramiento especial del
grupo alemán Sturm und Drag, optó por una formación más vanguardista y
altamente operativa, compuesta por un jefe de servicio, tres jefes de sección
con plus de productividad, dos auditores de Arthur Andersen un solo
representante sindical en régimen de pul, tres vigilantes jurados que juraron no
quitarle ojo al remero, y un remero al que la empresa había amonestado
después de retirarle todos los pluses e incentivos por el injustificable fracaso
del año anterior”.__
“En cuanto a la próxima regata – continúa el informe – esta comisión
recomienda que el remero provenga de una contrata externa, ya que a partir de
la vigésimo quinta milla marina se ha venido observando cierta dejadez en el
remero de plantilla. Una dejadez preocupante, que se manifiesta en
comentarios dichos entre dientes, entre remada y remada, del tipo “anda y que
os vayan dando” o “que venga y reme vuestra puta madre” y una actitud que
incluso roza el pasotismo en la línea de meta”._

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