lunes, 29 de agosto de 2011

Pedregada constitucional y lluvia ácida laboral.

Posted: 2 septiembre, 2011 by ccooaragon in Sin categoría

El techo constitucional al déficit se está convirtiendo en una tormenta de verano, pero de las que dejan profunda huella.

En una temporada de grave sequía, los que la han desencadenado la tronada (PP-PSOE) nos quieren convencer de que esta nos van a saciar la sed y va a reverdecer nuestra agostada economía. No nos dicen que no es lluvia regeneradora lo que nos traen, sino una enorme pedregada que pretende arrasar con el ya exiguo estado de bienestar, que el esfuerzo de varias generaciones ha ido construyendo en nuestro país.

La chapuza del acuerdo, su contenido, su oportunidad y el déficit democrático que señala, no la entiende ni dios. Es más que posible que no sea entendida ni por la mayoría de sus señorías que hoy la aprueban, con escasísimas rebeldías a las disciplinas impuestas por los aparatos.

Sabido es que el problema de España no es la deuda pública, soportamos una de las más escasa en nuestro entorno europeo. Lo realmente grave es la tremenda deuda inducida los pasados años por el sistema financiero en el sector privado; empresas y familias.

Más que sabido es que ya hay instrumentos legales que ponen límite al déficit en la elaboración anual de los presupuestos del estado. Por otra parte el Tratado de Maastrich ya señala un techo del 3% al déficit en situaciones normalizadas.

La reforma no es sino un nuevo “gesto” a los “mercados”.

Gesto inútil que no les va a saciar, porque la dinámica depredadora en lo inmediato no entiende de medios plazos.

Gesto irresponsable porque pone en serio riesgo, no solo el futuro de los servicios públicos y la viabilidad de algunas administraciones, sino el necesario estímulo a la economía privada en tiempos de crisis y por tanto a miles de pequeñas empresas y autónomos.

Gesto antidemocrático porque se hace al final de una legislatura agotada políticamente hace meses, con unos diputados elegidos bajo unos programas electorales que no contemplaban una medida de tanto calado político.

Gesto de sumisión a decisiones tomadas por estadistas de otros países.

Gesto incalificable de cesión de soberanía nacional, no en un proceso democrático de construcción política de Europa, sino al dictado de aquellos que están diseñando una salida a la crisis que deje un mundo más dual, con más fracturas sociales, más injusto, con unos pocos muchísimo más ricos, y con unos muchos terriblemente pobres.

Todo esto es grave. Y por añadidura, lo aparatoso de la tronada, hace que quede en segundo plano la lluvia ácida, que no cesa, de la reforma de nuestro mercado laboral; ahora con contratos de aprendizaje hasta los 30 años y con la supresión a los límites temporales a los contratos precarios. (Leer artículo de Pablo Castillo)

Y en noviembre votamos….¿que cabriolas tendrán que hacer algunos para seguir sosteniendo que son progresistas, de izquierdas y que sus propuestas van dirigidas al bienestar social?. Si no fuera por lo dramático de la situación, podría ser incluso divertido.

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